Calcular la edad de un perro

¿Cuántos años tengo?

Yo ya soy viejuna, sí. Pero no me echéis 77 años tan rápido, que todavía no he llegado a esa edad. No sé de donde habéis sacado ese cálculo tan simple que multiplica un año perrete por siete vuestros. ¡No es tan sencillo!

La verdad es que en esta vida perra, vivimos nuestro crecimiento de manera muy diferente a vosotros los humanos. Durante los dos primeros años se suceden varias etapas, hasta que con 18 o 24 meses, depende del tamaño, llegamos a la edad adulta (aquí puedes saber más sobre las Etapas de un beagle). Las razas grandes son las que tardan más en completar este proceso, sin embargo, su envejecimiento es más acelerado a partir del tercer año que en las razas pequeñas y medianas. Es decir que, un perro pequeño es más viejo que un perro grande cuando tiene dos años, pero más joven cuando cumple cinco años. ¡Vaya lío!

En mi caso, como beagle que soy, mi tamaño es de pequeño a mediano así que debo rondar los 70 añitos, aunque no los aparento para nada. No es por presumir, pero en el parque nadie se cree la edad que tengo…ejem, ejem. Es lo que tiene vivir como una reina.

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La reina de las Dunas

Resumiendo, para calcular la edad de un perro tenemos que tener en cuenta su tamaño. De modo general, os puede servir a modo de guía la tabla que podéis ver más abajo. Hay que tener en cuenta que otros factores también influirán en el envejecimiento, como la propia genética o la calidad de vida. Y para terminar, que sepáis que las hembras también vivimos más que los machos, así que tenéis DunaViejuna para rato.

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Calcula la edad de tu perro

Etapas de un beagle

CofCof! Ahora que echo el olfato atrás, me vienen a la napia tantos recuerdos: esa emoción del calcetín robado, los primeros aullidos, el secador asesino y su amiga la aspiradora, las fantásticas fiestas de bolsas de basura cuando me dejaban sola en casa, ¡que tiempos!.

Fue allá por el año 2005, que era una cachorrina de dos meses llegada a Alicante, dispuesta a comerme el mundo…o un kleenex. ¡Dispuesta a comer!

Recién nacida hasta las cuatro semanas, pasé por lo que se conoce en vuestra lengua como PERÍODO NEONATAL (0 a 2 semanas), donde bebemos leche y nos disputamos la jerarquía de la manada (coser y ladrar para una perra gruñona como yo), y el PERÍODO DE TRANSICIÓN (de 2 a 4 semanas), en el cual comenzamos a dar nuestros primeros paseos, y nuestros sentidos se abren al mundo.

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«Nunca subestimes a un beagle»   –   DunaViejuna

Después de estas dos fases, atravesamos el PERÍODO DE SOCIALIZACIÓN (de 4 a 12 semanas). Nuestros primeros mordiscos, juegos y ladridos. En éstas llegué yo a mi nueva familia, a los cuales no me costó embaucar con mi mirada tierna y algo perversa. Me subestimaron y no daban crédito a mis fechorías. Llegué a arrancar una cortina gigante y el tubo ese que la sujetaba en la pared, con los tacos y todo. Claro, si me dejas solita en casa, es lo que hay.

Es el mejor momento para educarnos, y si es con premio, ¡mucho mejor!. De hecho, odiamos las regañinas y desconfiamos de los que nos gritan. Aunque siendo justos con la realidad, los beagles lo ponemos un poco difícil. Somos tercos, desobedientes y metemos la narizota en cualquier tinglado, es lógico que desesperéis. Peeero, si sois pacientes con nosotros, y nos tratáis bien, os devolveremos ese cariño multiplicado por mil. Lo prometo por Snoopy!

PERÍODO DEL RANGO (de tres a seis meses). Y es aquí donde aprendemos a la chepa de quién nos podemos subir. Dicho de otro modo, a quién hacemos caso y a quién no. Y yo no hacía caso a nadie, siempre fui una rebelde sin causa.
También comenzamos a explorar las calles, parques y solares por donde nos pasean. Ten cuidado al llevarnos sin correa, como buenos sabuesos que somos, podemos largarnos siguiendo la pista de algún bocata olvidado bajo la rueda de un coche, doy fe. Es bueno empezar a socializar con otros perros a partir de esta edad. Necesitamos correr, jugar y luchar con nuestros semejantes…somos perros ¡no lo olvides!

ADOLESCENCIA (de 6 a 18 meses) El corazón de un beagle a pleno rendimiento, la energía que mueve el mundo nace de ahí. Corremos a velocidades extremas, saltamos sofás, incluso volaríamos con las orejas si avistásemos un cacho de chorizo volando. Queremos estar siempre jugando y nos encanta desafiarte, robar tus calcetines y demás ropa interior. Lanzar tus alpargatas por el balcón (esa soy yo, juasjuas), aprender a abrir armarios, bolsos, puertas y husmear por los rincones es nuestra principal ocupación. Todavía se están preguntando en casa como abrí el congelador y saqué del cajón una caja de cucuruchos de helado. Que grande soy!

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Y así es como llegamos a la EDAD ADULTA (de 18 meses hasta viejuna), escapando de las escobas. A los dos años se puede decir que ya no somos tan revoltosos, aunque no te fíes, nuestro carácter juguetón nos hace siempre imprevisibles, sorprendentes, desesperantes y divertidísimos, por supuesto. Nos encanta realizar todo tipo de actividades, y en familia, lo más de lo más. Si nos enseñas, seguiremos aprendiendo, y si seguimos en contacto con nuestros amigos perrunos, seremos más felices, más seguros y no tendremos miedos ni reacciones extrañas sea cual sea la situación que se nos presente.

EDAD VIEJUNA (de 10 hasta muchos más) Y de repente, sin darte cuenta, te encuentras con la cara repleta de pelos blanquitos, arrugas en el pellejo y un poco de tripota. Las mismas ganas de jugar, eso sí, pero una ya está mayor y  se cansa rápido, y casi prefiero estar en mi camita viendo una peli con la family (ojo avizor por si cae alguna palomita), que ya empiezan a doler los huesos, sobre todo cuando hace frío.
Las vivencias de DunaViejuna comienzan ahora y prometen ser emocionantes.

Un lametón y hasta pronto…¡guaguau!

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